Vicente Quirarte

  • Liliana Villasañahas quoted7 months ago
    o la casa de Joaquín Dongo.

    –Aquí sucedió. Ya no está la casona pero sí la memoria. Los edificios guardan energía de lo que ocurrió en ellos. Los escritores llamados colonialistas sabían que cada puerta, cada ladrillo, cada arco conservan la huella de quienes los vivieron con todos los sentidos.
  • Liliana Villasañahas quoted7 months ago
    En la apretada caligrafía de Monge, transcripción de su prodigiosa memoria, se leía: “¿Qué es un fantasma? Un evento terrible condenado a repetirse una y otra vez. Un instante de dolor quizás, algo muerto que parece por momentos vivo, un sentimiento suspendido en el tiempo, como una fotografía dolorosa, como un insecto atrapado en ámbar”.
  • Liliana Villasañahas quoted7 months ago
    Estas páginas pretenden ser la respuesta al desafío de Gregorio Monge. De acuerdo con Luis Miguel Aguilar, el poema “El sueño de los guantes negros”, de Ramón López Velarde, debe su inspiración a “The City under the Sea”, de Edgar Allan Poe.
  • Liliana Villasañahas quoted7 months ago
    Esta selección está formada exclusivamente por cuentos donde la capital es motivo primordial. Iniciamos con la versión que Artemio de Valle-Arizpe –el escritor colonialista por excelencia– hizo de la leyenda de la Llorona, una de las más antiguas de la Ciudad de México, pues se remonta a la época prehispánica, donde las mujeres muertas en parto o cihuateteos acechaban a los incautos con su rostro descarnado en los cruces de caminos.
  • Liliana Villasañahas quoted7 months ago
    Sin embargo, de acuerdo con la definición clásica de Tzvetan Todorov, lo fantástico es “aquel acontecimiento imposible de explicar por las leyes del mundo familiar o cotidiano de nuestra realidad”. Caso ext
  • Liliana Villasañahas quoted7 months ago
    El carácter insólito de ciertas situaciones aproximan los textos al sentido de lo siniestro, que Sigmund Freud establecía como opuesto a lo doméstico. De ahí el acierto de la definición de Arthur Machen cuando afirma que lo más terrorífico que podría sucedernos, lo más lejano a nuestros hábitos, es que una rosa hablara y nos diera los buenos días.
  • Liliana Villasañahas quoted7 months ago
    Si el siglo XVIII ensalzaba la razón, el XIX, con la llegada del Romanticismo, exaltó la presencia de fantasmas. El pensamiento de la Reforma deseaba expulsar toda idea de superstición. Escribe Francisco Zarco en una crónica fundamental, titulada “México de noche”, publicada en 1851:

    Ya no hay ladrones astutos como Garatusa, ni ensebados ni endiablados como en los tiempos de Revillagigedo, ni todas aquellas aventuras extrañas de la época del buen conde, ni velorios en que se baile delante del muerto, ni espantos, ni apariciones en las casas de vecindad, ni padres que dicen misa a medianoche, ni ahorcados que vagan por la ciudad. Ya aun la tradición se pierde en el vulgo mismo de la Llorona, del coche de la lumbre y de otras mil curiosidades que se prestan al romance y a la leyenda.2
  • Liliana Villasañahas quoted7 months ago
    Se refería que de los muchos escombros y andamios de la obra de la catedral salía todos los viernes a las doce de la noche una procesión de monjes con unos largos sayales y unos capuchones negros que les cubrían la cara. Que las caras de esos monjes eran unas calaveras a medio descarnar, pues eran nada menos que todas las víctimas de Don Juan Manuel que se levantaban de sus sepu
  • Liliana Villasañahas quoted7 months ago
    Esos cadáveres revestidos del hábito de los frailes, se dirigían en procesión por el cementerio de catedral con unos gruesos cirios en la mano y cantando con una voz que parece salía del sepulcro, el oficio de difuntos. Llevaban cargando un ataúd vacío, llegaban a la calle de Don Juan Manuel y volvían con el ataúd, ya con un hombre atado de pies y manos. En el atrio de la catedral había una horca, elevaban en ella del pescuezo al hombre, apagaban los cirios y cantaban el Miserere. Cada semana se repetía esto, y los que por casualidad habían visto esta terrible procesión, regresaban a su casa con fiebre y morían a pocos días.

    * * *

    Así oí referir el cuento de Don Juan Manuel, en la edad de las ilusiones y del mundo ideal de fantasmas, de espectros y de apariciones. Al cal
  • Liliana Villasañahas quoted7 months ago
    príncipes generosos y las magas lindas y benéficas, o estremeciéndonos con los espectros y las sombras de los avaros y de los malvados que brotan del sepulcro para ejemplo y enseñanza de los mortales.

    El hecho cierto fue que Don Juan Manuel amaneció repentinamente ahorcado, y que el pueblo tenía razón, porque en el fondo había una historia
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