“Un líder debe ser alguien íntegro, con propósitos elevados, fuerza de carácter y ética de respeto mutuo. Pero todo ello debe estar coronado por una cualidad: la visión. ¿A qué llamamos visión? Básicamente, a una meta última, a un superobjetivo, a un “sueño” hacia el cual dirigirse, al futuro deseado. Los líderes se caracterizan, precisamente, por tener esa visión que el resto de la gente no posee, no al menos en ese momento. Todos vivimos en la misma tierra y bajo el mismo cielo, pero los verdaderos líderes son capaces de ver más allá, de tener un horizonte más amplio y eso es visión. Todo gran logro, fue precedido de una visión y antes de que esta existiera, el logro en cuestión bien pudo haber aparecido como una quimera, como un imposible de lograr. Esa visión del líder que luego este traspasa a sus seguidores es la que proporciona y asigna sentido a cada una de las tareas que se realizan en conjunto y no sólo marca la dirección hacia la que se encamina un grupo religioso, organización no gubernamental partido político o empresa: también supone consensuar la manera de llegar a ese meta o realizar ese sueño tan caro. Cuando esa visión es lo suficientemente vigorosa levanta el alma tanto del líder como de sus seguidores y les insufla pasión, energía y entusiasmo, permitiéndoles superar escollos y levantarse ante eventuales caídas con entusiasmo siempre renovado.
(Despierte al líder que hay en usted, Mario Luis Azcoaga)
“Vivir en la prosperidad significa tener una existencia feliz y en abundancia. La clave para acceder a ello está en tu mente. Tú tienes el poder de elegir. Los seres humanos (y tú entre ellos, por supuesto) tenemos la inmensa y hermosa capacidad de construir nuestra realidad en la medida en que empleamos conscientemente nuestros dones, y desterramos de nuestra consciencia y nuestro inconsciente creencias, mitos, prejuicios y costumbres que nos impiden concretar nuestras metas y ser felices.