Incluso sugieren, cuando se les pregunta, que al prohibir a los curas casarse, la Iglesia se volvió sociológicamente homosexual, y al imponer una continencia contra natura y una cultura del secreto, es en parte responsable de las decenas de miles de abusos sexuales que la corroen por dentro. También saben que el deseo sexual, y ante todo el deseo homosexual, es uno de los motores principales de la vida vaticana.