En muchos aspectos, la violencia vial se contempla como si fuese un fenómeno meteorológico: un suceso transitorio potencialmente molesto sobre el cual no tenemos ningún control. Incluso la palabra accidente quita hierro al impacto de esas muertes y encubre sus causas y nuestra responsabilidad de acabar con ellas. Un examen más atento de cada incidente revela factores humanos específicos que han contribuido directamente a él y hacen injustificable el uso del eufemismo accidente. Son muertes prevenibles.