Durante la cristiada, las fuerzas del gobierno posrevolucionario usaban la violencia física contra los católicos rebeldes de una manera excesiva, porque ésa era una forma de asegurar que sus acciones llegaran al conocimiento de otros como una amenaza. El anticlericalismo dio entonces el corto paso de lo simbólico a lo material mediante órdenes para ejecutar, torturar y violar a los enemigos del régimen en nombre de la ley.