El neokitsch conserva sus puntos de anclaje ‒falsedad, superficialidad, oropel, exceso, mal gusto‒ con el kitsch original y se impone como un kitsch ampliado, desmesurado, inflacionista, fuera del límite: XXL. El hiperkitsch ultramoderno es lo «demasiado» exacerbado y globalizado, el too much, el exceso, lo llamativo, lo sobrecargado, lo heteróclito, que invade cada vez más sectores. Justo cuando los clichés y estereotipos de género, sentimentales, turísticos, literarios se desmontan como nunca antes lo habían hecho, paradójicamente la lógica kitsch prolifera y consigue ejercer un dominio cada día más manifiesto.