en la alcayata encima del baúl. Su mirada se posa en el pequeño charco sobre la tapa. Aparta una punta de la manta para que no se moje. Recoge el plato del suelo, lo enjuaga con un poco de agua del bidón.
«Tendrás hambre ya, ¿verdad?»
Se sienta a la mesa. El cazo y el plato delante