Cuidar cansa. Cuidar arrasa. Cuidar asola.
Pero también conserva, sostiene. Cuidar reúne, cuidar nos hace personas. Las contradicciones del cuidado no surgen del trabajo que conlleva, sino de las condiciones bajo las cuales lo ejercemos y quiénes lo ejercemos: la organización de las ciudades actuales —donde vivimos casi el 80 por ciento de la población mexicana—, fragmentadas e individualistas; la organización social que asume que son las mujeres las responsables de este trabajo; el desprecio por la vulnerabilidad. Todos estos factores dificultan el cuidado en lo personal y en lo colectivo.
Quizá habría que pensar con mayor ahínco a los cuidados y la vulnerabilidad como una posibilidad de ser comunidad. Comunidad e inmunidad, plantea el filósofo italiano Roberto Esposito, tienen el mismo origen etimológico, munis, que es ser frágil, estar expuesto; si inmunidad es negar la fragilidad, comunidad, por el contrario, supone compartirla, hacerla explícita, exponerse.