Cuando se tiene una vecina y mejor amiga como Lena, pasan muchas cosas raras, pero algunas veces pienso que los días que más me gustan son los normales. Esos días en los que no pasa nada especial y me dedico a comer pan con fuagrás, a jugar con Lena al fútbol o a buscar cangrejos y a charlar sobre cosas normales, sin que nada se salga de madre