El fluido sonoro que sale de la boca de uno de los cinco últimos hablantes de la lengua kiliwa fluye ante mis oídos libre de toda restricción que pueda imponerle mi mente no iniciada, la cual, a pesar de todo, trata de buscarle sentidos, unidades, buscar algo que le parezca remotamente conocido. Pronto me rindo y me sumerjo en un río acústico, sé que para alguien eso que escucho es un acto de habla, que ese hecho acústico pretende significar, pero todo eso se me escapa.
Yásnaya Elena A. Gil, “Ëëts, atom.
Algunos apuntes sobre la identidad
indígena”