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Juan Sklar

  • lucindagarzazhas quoted2 years ago
    Estamos viviendo bajo el paradigma de la utilidad. Todo tiene que ser productivo
  • lucindagarzazhas quoted2 years ago
    Los buenos valores sirven hoy como objeto de consumo individual y dan prestigio a esos productos.
  • lucindagarzazhas quoted2 years ago
    No hablo de esa clase de lucha que se institucionaliza, hablo de peleítas intrínsecas
  • lucindagarzazhas quoted2 years ago
    Como diría Donna Haraway, en vez de escaparnos al futuro, nos anclamos al presente para seguir con el problema
  • Itzel Casaña Floreshas quoted4 months ago
    Una presencia eterna e inmutable es mucho más difícil de amar. Una presencia frágil despierta un amor más intenso
  • Itzel Casaña Floreshas quoted4 months ago
    El miedo le pone electricidad a la presencia. Hace a los abrazos más intensos y necesarios. Al borde de la pérdida se ama más fuerte. Pero no hace falta ir hasta ese borde. Con evocarlo alcanza
  • Itzel Casaña Floreshas quoted4 months ago
    Desde que naciste ya no tengo ese sueño, ni me invade de día el miedo a la muerte de tu abuelo. Lo que me da miedo ahora es que te pase algo a vos
  • Vicky Sabelhas quoted2 years ago
    Ahora, lo que el oráculo no dice (pero sí dice el mito) es que nadie puede escapar a ese designio: el enfrentamiento va a llegar. Pero si logramos conocer de verdad a nuestros padres, si logramos entender que ser padre o madre es una máscara, cuando tengamos que asesinar a alguien solo vamos a asesinar a la máscara. Al rol.
  • Vicky Sabelhas quoted2 years ago
    Hay dos insultos futboleros que siempre me llamaron la atención. A uno lo llamaré ontológico y es cuando uno le grita a otro: «No existís». Es un insulto muy llamativo: no habla de la impotencia, ni de la maldad, ni de la fealdad. Simplemente niega la existencia del adversario. El otro insulto es el que tiene que ver con este capítulo y lo llamaremos deontológico y sucede cuando una hinchada le grita a la otra: «Hijos nuestros». Esa expresión no se refiere a que un equipo le gane al otro, sino a que el equipo insultado no puede no perder. El hijo tiene culpa de enfrentar al padre y por eso no puede ganarle. No importa si es o no mejor, más habilidoso o está mejor preparado. No puede ganar. Llamar a otros «hijos nuestros» es declarar que la sola presencia del ganador le infunde miedo al perdedor. Que unos, por ser quienes son, nunca van a poder ser derrotados. Porque un hijo ama a su padre y no importa quién es ese padre, hay culpa y hay vergüenza a la hora de derrotarlo. No es algo que pueda hacerse fácilmente.
  • Vicky Sabelhas quoted2 years ago
    Es decir, le está pidiendo a su hijo que le quite la máscara del padre odiado, del villano responsable de todos los males para mostrarse como lo que es: un hombre fallido que se vio dominado por el odio y que al final de su vida quiere redimirse.
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