Alguien pregunta si tragarse el orgullo
es darse por vencido.
No lo creo. La humildad es un signo
de fortaleza interior y sabiduría.
Cuando nos tragamos nuestro orgullo,
la comunicación verdadera
se vuelve posible.
Podemos oírnos unos a otros y al final
resolver nuestros problemas.