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Miguel Ángel Asturias

  • esnaider Rafaile reyeshas quoted2 months ago
    A veces, en lo mejor del sueño, les despertaban los gritos de un idiota que se sentía perdido en la Plaza de Armas. A veces, el sollozar de una ciega que se soñaba cubierta de moscas, colgando de un clavo, como la carne en las carnicerías
  • esnaider Rafaile reyeshas quoted2 months ago
    Era un grito largo, sonsacado, sin acento humano.

    Los domingos caía en medio de aquella sociedad extraña un borracho que, dormido, reclamaba a su madre llorando como un niño.
  • esnaider Rafaile reyeshas quoted2 months ago
    Los pordioseros buscaban alrededor de ellos su inseparable costal de provisiones, pero en el despacho del Director de la Policía les habían despojado de todo, hasta de lo que llevaban en los bolsillos, para que no entraran ni un fósforo. Las órdenes eran estrictas.
  • Sofía Maldonado Quintoshas quoted9 months ago
    Se juntaban a dormir en el Portal del Señor sin más lazo común que la miseria
  • Sofía Maldonado Quintoshas quoted9 months ago
    fuerza ciega acababa de quitar la vida al coronel José Parrales Sonriente, alias el hombre de la mulita.
  • Sofía Maldonado Quintoshas quoted9 months ago
    ... bueno, le iba yo a preguntar por qué está preso... —Pues que es por política,
  • Sofía Maldonado Quintoshas quoted9 months ago
    Se trataba de averiguar un crimen político
  • Sofía Maldonado Quintoshas quoted9 months ago
    El cual concluyó preguntando a todos y a cada uno de ellos si conocían al autor o autores del asesinato del Portal, perpetrado la noche anterior en la persona de un coronel del Ejército.
  • Sofía Maldonado Quintoshas quoted9 months ago
    Yo le voy a decir, a ver si se atreve a negarlo, quiénes asesinaron al coronel José Parrales Sonriente; yo se lo voy a decir... ¡El general Eusebio Canales y el licenciado Abel Carvajal!.
  • Sofía Maldonado Quintoshas quoted9 months ago
    corrió a dar parte al Señor Presidente de las primeras diligencias del proceso, en un carricoche tirado por dos caballos flacos, que llevaban de lumbre en los faroles los ojos de la muerte.
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