Temple Grandin

La gente lucha para demostrar que puede hacerlo.

La gente lucha para demostrar que puede hacerlo.

La gente lucha para demostrar que puede hacerlo.

Gran parte de mi vida consiste en intentar distinguir el patrón que se esconde detrás de todo.

Las rutinas establecidas, los horarios, las rutas concretas y los rituales contribuyen a poner orden en una vida insoportablemente caótica.

Por lo que entiendo, una emoción compleja se produce cuando una persona siente dos emociones opuestas a la vez.

Sé que me pierdo algo cuando los demás se maravillan ante una hermosa puesta de sol. Desde un punto de vista intelectual, sé que es hermosa, pero no lo siento. Lo que más se acerca a la alegría es el in­tenso placer que me embarga al resolver un problema de diseño.

Mis emociones son más sencillas que las de la mayoría de las personas. No sé qué es una emoción compleja en una relación humana. Sólo entiendo las sencillas, como el miedo, la ira, la felicidad y la tristeza. Lloro en las películas tristes, y a veces lloro cuando veo algo que me conmueve profundamente. Pero las relaciones afectivas complejas escapan a mi comprensión. No entiendo cómo una persona de pronto puede amar a otra y acto seguido querer matarla en un ataque de celos. No entiendo cómo se puede estar feliz y triste a la vez.

Virginia Woolf afirmó: «La belleza del mundo tiene dos filos, uno de risa, el otro de angustia, y parte el corazón por la mitad». Entiendo estas ideas, pero yo no vivo las emociones así.

S.M. tiene dificultades para juzgar las intenciones de los demás y no se le da bien emitir juicios de índole social. Es incapaz de reconocer los cambios sutiles en las expresiones faciales, lo cual también suele suceder a los autistas.