Escondida entre las sábanas húmedas de los tendederos, volvía a ver la foto del bebé-sirena durmiendo en una burbuja y pensaba que ese mar chiquito le había explicado muchas cosas antes de nacer. Porque, sí, Sofía, había nacido con todas las respuestas.
Solo que el mar no le dijo cómo recordarlas. Es una lástima, porque a los nueve uno tiene muchas preguntas en la cabeza.