Pero así como nosotros nos arrastramos hasta el pertinente baño, letrina u hoyo, los chimpancés simplemente asoman el trasero fuera del nido. Aunque no siempre lo conseguía, yo hacía todo lo posible para alejarme lo suficiente y esquivar la orina que se trascolaba por las hojas, pero intentaba estar lo bastante cerca como para recoger un poco. La atrapaba con un palo largo y bifurcado al que ataba una bolsa de plástico en el extremo.
Así aportaba mi granito de arena al rimero de datos conductuales y fisiológicos que recababan los investigadores del Kibale Chimpanzee Project. Gracias a esa preciosa mina de información, los científicos aprendían sobre los orígenes de todo tipo de comportamientos. A nosotros, sin embargo, nos interesaba especialmente el sexo, la agresividad y el dominio