Crecer es aprender a despedirse.
Sí, ya sé que no dejo de repetirlo. Pero es que hay gente que aún insiste en que basta con decir adiós. No, querido, si no hay aprendizaje, se sufre mucho pero no se crece. Cuando aprendes a despedirte mejor de gente, de cosas, de situaciones, de sentimientos… es cuando notas que estás creciendo. Y como ocurre siempre que creces, acaban doliéndote todos y cada uno de tus huesos.