Lo primero es una práctica continuada durante un largo período y sin interrupción. Es importante recordar esto último, porque si la interrumpes, si practicas durante unos días y luego dejas que pasen varios más sin practicar, se habrá echado a perder todo el esfuerzo; y cuando empieces de nuevo, estarás otra vez al principio.
Si has empezado a meditar y piensas que por dejarlo unos días no pasará nada, si una mañana te da pereza levantarte, te apetece seguir durmiendo y te dices que vas a posponerlo, que ya meditarás al día siguiente…, te diré que un solo día que falles bastará para echar por tierra el trabajo de todos los días anteriores; porque el problema no es sólo que hoy no vayas a meditar, sino que harás muchas otras cosas, y como todas esas cosas pertenecen al viejo patrón, se habrá vuelto a crear una capa. Tu ayer y tu mañana se han desconectado. Hoy se ha convertido en una capa, en una capa de cualidad distinta; se ha roto la continuidad, y cuando mañana comiences a meditar, volverás a estar al principio. Veo a muchas personas que empiezan, lo dejan y vuelven a empezar. Así, el trabajo que podía haberse hecho en unos meses, tardan años en hacerlo.