Michael Bungay Stanier

Cuando creas un hábito de coaching es más fácil salir de los tres círculos viciosos que asolan el lugar de trabajo: el exceso de dependencia, la saturación de trabajo y la desconexión.

Círculo #1: El exceso de dependencia

Puede que seas parte de un equipo demasiado dependiente. Eso tiene dos hándicaps: el primero es que has enseñado a los tuyos a depender de ti en exceso, algo que a ellos les impide sentirse provechosos y a ti te acaba frustrando; y el segundo, como consecuencia, al crear tanta dependencia ahora tienes demasiado trabajo, así que puedes haberte convertido en un obstáculo del sistema. Todo el mundo pierde ímpetu y motivación. Cuanto más ayudes al equipo, más parece este necesitar tu ayuda. Y cuanto más la necesita, más tiempo dedicas a ayudar.

El hábito del coaching permitirá a tu equipo ser más autosuficiente, incrementando su autonomía y su sensación de control. Además, no tendrás que arremangarte tanto, cogiendo el toro por los cuernos y convirtiéndote en el obstáculo principal.

Círculo #2: La saturación de trabajo

Puede que también estés saturado por el volumen de trabajo. Tanto da si eres un experto en todas las técnicas de productividad del mundo; cuanto más rápido achicas el agua, más rápido pareces hundirte. Pierdes el norte a medida que te ves zarandeado en todos los sentidos por prioridades cada vez más numerosas, por no hablar de los avisos incesantes del correo electrónico y de las prisas por llegar de una reunión a otra. Cuanto más te desconcentras, más saturado te sientes. Y cuanto más saturado te sientes, más te desconcentras.

El hábito del coaching te ayudará a recuperar el camino para que tu equipo pueda ser más eficiente en su trabajo y para que puedas invertir el tiempo, la energía y los recursos a resolver los retos más importantes.