Michael Bungay Stanier

Cuando creas un hábito de coaching es más fácil salir de los tres círculos viciosos que asolan el lugar de trabajo: el exceso de dependencia, la saturación de trabajo y la desconexión.

Círculo #1: El exceso de dependencia

Puede que seas parte de un equipo demasiado dependiente. Eso tiene dos hándicaps: el primero es que has enseñado a los tuyos a depender de ti en exceso, algo que a ellos les impide sentirse provechosos y a ti te acaba frustrando; y el segundo, como consecuencia, al crear tanta dependencia ahora tienes demasiado trabajo, así que puedes haberte convertido en un obstáculo del sistema. Todo el mundo pierde ímpetu y motivación. Cuanto más ayudes al equipo, más parece este necesitar tu ayuda. Y cuanto más la necesita, más tiempo dedicas a ayudar.

El hábito del coaching permitirá a tu equipo ser más autosuficiente, incrementando su autonomía y su sensación de control. Además, no tendrás que arremangarte tanto, cogiendo el toro por los cuernos y convirtiéndote en el obstáculo principal.

Círculo #2: La saturación de trabajo

Puede que también estés saturado por el volumen de trabajo. Tanto da si eres un experto en todas las técnicas de productividad del mundo; cuanto más rápido achicas el agua, más rápido pareces hundirte. Pierdes el norte a medida que te ves zarandeado en todos los sentidos por prioridades cada vez más numerosas, por no hablar de los avisos incesantes del correo electrónico y de las prisas por llegar de una reunión a otra. Cuanto más te desconcentras, más saturado te sientes. Y cuanto más saturado te sientes, más te desconcentras.

El hábito del coaching te ayudará a recuperar el camino para que tu equipo pueda ser más eficiente en su trabajo y para que puedas invertir el tiempo, la energía y los recursos a resolver los retos más importantes.

Círculo #3: La desconexión

Por último, puede que estés desconectado del trabajo que de verdad importa. Mi libro anterior, Do More Great Work, promulgaba el principio básico de que no basta con sacar adelante el trabajo. Debes ayudar a la gente a trabajar más en lo que tiene valor y sentido. Cuanto más trabajemos en cosas que no tengan un fin real, menos comprometidos y motivados estaremos. Y cuanto menos comprometidos estemos, menos posibilidades tendremos de encontrar y crear el trabajo extraordinario.

El hábito del coaching te permitirá a ti y a tu equipo reconectar con las tareas que no solo tienen más relevancia, sino también más sentido. El coaching puede animarnos a salir de nuestra zona de confort, puede ayudar a la gente a aprender de sus experiencias y, tanto literal como metafóricamente, aumentar y ayudar a satisfacer su potencial.

Los sistemas resilientes tienen mecanismos automáticos de seguridad para garantizar que, si algo se derrumba, el siguiente paso para recuperarse sea obvio. Procura que tu hábito sea un sistema resiliente.

Para crear un nuevo hábito efectivo, necesitas cinco componentes clave: una razón, un detonante, un microhábito, una práctica eficaz y un plan.

La fórmula consiste en tres pasos: identificar el detonante, identificar el viejo hábito y definir la nueva conducta.

Charles Duhigg distingue cinco tipos de detonantes: lugar, tiempo, estado emocional, otras personas y actividad inmediatamente anterior

Expresa el viejo hábito para saber qué estás tratando de abolir.

Define una nueva conducta que te tome menos de sesenta segundos.