y el Güero? no, pos que se quedó, pero al rato nos alcanza, y dicel papá cómo crees, vieja, y dice la mamá oh, usté tranquilo y no me lo va a creer, amistá, al tercer día que llega el condenado Güero, trepado en un camión de naranjas como si nada, ¿ya vio?, le decía la Azul a su marido, si el Güero es cabrón. Por eso, salú por mi compagre, que sabrá Diosito santo ónde anda el cabrón, pero mientras no sea cepillándose a mi vieja, todostá bien, porque el desgraciao me ha salvado la vida como tres o cuatro veces. Nomás por eso hasta que se vulcanizara a la Lola le perdonaba al cabrón, pero de cómo me ha salvao el pellejo, ésa se la cuento en otra ocasión, amistá… Salú.