no es el hombre quien dirige los acontecimientos, sino que son los acontecimientos los que dirigen al hombre. Los acontecimientos que sorprenden al hombre han sido vividos por otros hombres antes que él. Todas las posibilidades humanas han sido experimentadas. Nada de lo que aquí abajo nos pasa, por grave o provechoso que sea, es nuevo. Pero lo que experimentamos es siempre nuevo, dado que cada hombre es único, como cada hoja de un mismo árbol es única.