En este caso, lo expresado lingüísticamente, como señala Escobar, «reclama existencia por estar ahí, en contexto generado en su composición, no como referencia de ciertos hechos, sino como los propios hechos» (2003 [1970]: 43). Así, el lenguaje expresivo es autorreferencial, puesto que remite a sí mismo: «se nos da como un hecho, como objeto estético con existencia plena» (