Gran parte de las trapacerías que se cometen en los medios de comunicación tienen que ver con este fenómeno. Hay que atraer la atención del lector como sea porque el único horizonte de supervivencia que ven muchos periódicos es aumentar la audiencia para conseguir más publicidad. En esas circunstancias crece la tentación de forzar un titular para prometer algo que quizá el lector no encuentre dentro, de darle un misterio innecesario, un giro sensacionalista o de vender directamente un contenido escandaloso. En resumen, de bajar los brazos y rendirse ante la tiranía del clic.