Henry David Thoreau

lanza su última música sin hojas

—sinfónica explosión donde hubo nidos—,

crujen todos los huesos de madera

¿Qué hago en el bosque si estoy pensando en algo que no sea el bosque?

NOS pegamos a la tierra, ¡qué pocas veces ascendemos! Pienso que sería factible elevarnos un poco más. Podríamos trepar a un árbol, por lo menos.

jefe de los monos en París se pone una gorra de viajero y todos los monos de América hacen lo mismo.

como si, después de haber abandonado el tocado de hojas de palma o de pelo de marmota se quejara de tiempos difíciles por no poderse permitir el lujo de comprarse una corona!

Son los pedantes y los disipados quienes marcan las modas que arrastran rebaños

No puedo evitar el darme cuenta de que esta vida que se dice refinada y rica no es sino algo a lo que se ha accedido de un salto; de modo que, ocupada toda mi atención en rehuir las posibles consecuencias de éste, me sea imposible gozar de las obras de arte que adornan aquélla.

«¿Quién te sostiene? ¿Eres tú uno de los que fracasan o de los tres que alcanzan el éxito? Responde a estas preguntas, y puede que contemple tus fruslerías y las encuentre decorativas».

De su coste no vale la pena hablar, a menos que uno plante más de lo suficiente. Obtuve doce bushels de judías y dieciocho de patatas, además de guisantes y de maíz dulce.

mayor parte de la piedra que talla una nación se destina a su propia tumba.