La contemplación apacible, liberada de toda reflexión y deseo, del conjunto de los objetos del mundo: esa es la estética de Schopenhauer, tan simple como profundamente original, tan alejada en el fondo del clasicismo como del romanticismo. Semejante concepción no pertenece realmente a la historia de la cultura occidental y puede verse en ella un primer indicio de que Schopenhauer se aproxima al «pensamiento más profundo» que le conducirá, como decía Nietzsche, al «peligro de un nuevo budismo en Occidente