Caroline Kepnes

pasaría de largo; pero tú no, tú con tus vaqueros anchos de color rosa, un rosa como el del cerdito de La telaraña de Carlota, y ¿de

Trabajando en una librería acabas aprendiendo que la mayoría de las personas del mundo se sienten mal por ser quienes son.

Bueno —digo, y debería callarme y quiero callarme, pero tú me das ganas de hablar—

es una metralleta que ni sabe ni quiere parar.

y yo quiero atarte los cordones de las zapatillas. Los llevas desatados.

Tú y yo no encajamos en este sitio asqueroso

¿Te he dicho ya que tienes suerte de contar conmigo? Pues la tienes.

¿por qué me lo pones tan difícil?

creo que nunca te han querido como se debe

nadie,ni siquiera la lluvia,tiene las manos tan pequeñas1