Baruj Spinoza

Tratado político; en el que se demuestra de qué modo se deben instituir una sociedad en la que existe un régimen monárquico así como una en la que gobiernan los mejores, para que no caigan en la tiranía y queden preservadas la paz y la libertad de los ciudadanos

Para investigar las cuestiones que trata esta ciencia con la misma libertad de pensamiento que solemos tener en las matemáticas9, he puesto todo mi cuidado, tratándose de las acciones humanas, en no reírme de ellas, ni deplorarlas ni maldecirlas, sino en entenderlas

de modo que he contemplado los afectos humanos tales como el amor, el odio, la ira, la envidia, la gloria, la misericordia y las demás conmociones del ánimo no como vicios, sino como propiedades de la naturaleza humana

Los filósofos consideran que los afectos que nos afligen son vicios en que los hombres caen por su propia culpa; debido a lo cual suelen ridiculizarlos, deplorarlos, denigrarlos o (si quieren parecer más santos) maldecirlos1. De ese modo, creen hacer una obra divina y elevarse a la cúspide de la sabiduría cuando son capaces de alabar prolijamente una naturaleza humana que no existe en ningún lugar y de lacerar con sus palabras la que existe realmente. No conciben, en efecto, a los hombres tal como son, sino como ellos querrían que fueran

los hombres están necesariamente sujetos a los afectos

la razón puede en gran medida contener y moderar los afectos; pero vimos al mismo tiempo que la manera de hacerlo, que nos enseña la propia razón, es sumamente difícil de poner en práctica; de modo que aquellos que están persuadidos de que la multitud o quienes se encargan de los asuntos públicos pueden vivir exclusivamente bajo el precepto de la razón sueñan con el siglo de oro de los poetas o con alguna fábula.

la virtud del Estado es la seguridad

La libertad o la fortaleza de ánimo es, en efecto una virtud privada

las causas y fundamentos naturales del Estado no deben deducirse de las enseñanzas de la razón, sino de la naturaleza o condición común de los hombres

Sea sabio o sea necio, el hombre es parte de la naturaleza y todo lo que determina a cada uno a actuar debe remitirse a la potencia de la naturaleza