A veces leo a Ernest Hemingway, a Svetlana Aléxievich, a Virgine Despentes, a Anne Carson, a Carlos Droguett, a Amélie Nothomb o a Julián Herbert y tengo que parar porque no puedo soportar el nivel de las cosas que escriben. No puedo creer la lucidez, la sabiduría, la sencillez para decir verdades tan máximas con palabras tan comunes. Subrayo esas frases con lápiz mina, para volver rápido a ellas cuando las necesite, y aprieto los libros contra mí, porque me desborda tanta belleza