—Dame mi mochila —estiro mi mano esperando a que me la devuelva.
—Ya te dije qué quiero a cambio.
Claro, claro, ¡ni loca lo besaría!, pero haría otra cosa con tal de tener mi mochila de vuelta, porque fue suficiente con la vez que me la robaron.
Me acerco a él y él comienza a sonreír.
Bien, Matthew, sabrás lo que es un beso de mi parte.
Me acerco más a él… pongo las manos en su pecho… él cierra los ojos… yo sonrió… levanto mi pie lo más fuerte que puedo y ¡le doy en su