Emilio Carballido

  • Rocihas quotedlast year
    —¡Ese monstruo se los va a comer!

    —Ya parece, guácala —dijo David.

    Pero Sputnik los observó y sí se le ocurrió que podrían estar más sabrosos que el balón.
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    Ahí se despidió de David. Quien diga que las lágrimas de cocodrilo no fueron sincerísimas, en esta ocasión, miente.
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    Esto es, no fueron felices para siempre, ni ellos ni los caimanes. Pero nadie lo es. Y en cambio, les daba alegría verse y estar juntos. Eso vale mucho.
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    —Vaya. Eres mío —dijo Canelo muy satisfecho.

    —Soy de mí mismo y de las fuerzas inteligentes y amorosas de la vida y del sol —dijo el gallo—. ¿Por qué tuyo?

    —Porque eres un regalo que me dieron.

    —Nadie puede regalar lo que no es suyo. Fui traído a vivir contigo y acepté, eso es todo. ¿O a poco tú eres de alguien?
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    —¡Sal, padre y patrón creador, resucítanos de la noche, rompe los malos sueños, jálanos hacia ti a los que volamos, llénanos las pupilas con tu significado profundo, haz crecer otro poco a los árboles y a las plantas! ¡Que viva el sol! ¡Y que viva la luz
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    Esos quiquiriquíes en la madrugada hacían soñar a los durmientes que del asfalto de la sucia ciudad brotaban flores, que el aire se limpiaba,
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    pronto vio de qué se trataba todo. Rotaciones, explosiones de energía, combustiones, bandas o alambres comunicando movimientos, energía; piezas pequeñas y perecederas ajustando minúsculos ciclos de orden…
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    —¡Ese monstruo se los va a comer!
    —Ya parece, guácala —dijo David.
    Pero Sputnik los observó y sí se le ocurrió que podrían estar más sabrosos que el balón.
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    David entendió que disecar era lo que él se hacía al salir de la regadera. Explicó que el maestro exigía la presencia de Sputnik y que debía llevar también una toalla.
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    sto es, no fueron felices para siempre, ni ellos ni los caimanes. Pero nadie lo es. Y en cambio, les daba alegría verse y estar juntos. Eso vale mucho.
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