Y cuando fui ya sólo uno creyendo aún que éramos dos, porque estabas, sin ser, junto a mi carne.
Berenice Torreshas quotedlast year
anto sentir en ascuas, tantos paisajes malhabidos, tantas inmerecidas lágrimas. Y aún esperan su cita con Nausícaa para llorar lo que jamás perdimos. El Corazón. Yo lo usaba en los ojos.