Valérie Mréjen

  • Tess Pedrohas quotedlast year
    Según su texto, se trataba de vernos menos, de guardar las distancias y de aumentar las libertades. Peleaba por una mayor autonomía, por un alejamiento al 100%, se posicionaba contra el encadenamiento del hombre libre a la mujer adhesiva. No venía a cuento que dejáramos correr rumores de que estábamos for­malmente juntos o este tipo de ideas. El máximo de independencia ofrecía una flexibilidad absoluta y reducía las posibilidades de ruptura. Ni se corrían riesgos ni había obligaciones.
  • Josué Osbournehas quoted4 months ago
    Al cabo de unos meses, me dije que esta historia debía terminar. Ya no quedaba fuego, mi llama se había apagado. Ya había llorado bastante.

    Tras la escena de vodevil en albornoz, le propuse que rompiéramos. Él estuvo de acuerdo de inmediato.

    Yo me esperaba un apocalipsis. ¿Qué iba a suceder?

    No quería ni imaginarlo.

    Lo cierto es que no pasó nada: el teléfono no volvió a sonar. Como transición, no supuso un gran cambio
  • Sara Gabrielhas quoted2 months ago
    El primer impulso de mi abuelo fue pasarle el auricular a mi madre para ver la decepción en su rostro.
  • Sara Gabrielhas quoted2 months ago
    Cuando le pedía que me contara una historia, recitaba: «Érase una vendedora de foie que vendía foie en la ciudad de Foix. Y que se dijo: A fe mía, ésta es la primera y la última vez que vendo foie en la ciudad de Foix».
  • Sara Gabrielhas quoted2 months ago
    Un día que me pusieron un 9 en un dictado, me soltó que la ortografía era la ciencia de los burros.
  • Sara Gabrielhas quoted2 months ago
    Mi madre respondió: «En el país de los ciegos, el tuerto es el rey».
  • Sara Gabrielhas quoted2 months ago
    Mi padre anima a mi hermana para que hable con mi hermano y conmigo; a mi hermano, para que hable con mi hermana y conmigo; a mí, para que hable con mi hermana y con mi hermano.

    Hace lo posible por acercarnos.
  • Mon Margohas quotedlast year
    Entre el día en que se marcharon de allí aterrados y el día en que, no mucho más serenos, regresan con su bebé, se instalan por segunda vez en el mismo espacio
  • Mon Margohas quotedlast year
    Tras la llegada de la niña, a menudo se diver­tirán poniéndose a prueba mutuamente, formulando preguntas en forma de retos: ¿cómo eran los días antes?, ¿qué horarios teníamos? Por diversión, tratarán de recuperar la memoria inmediata de ese pasado, aunque ya muy lejano para ellos, con el fin de meterse durante un instante en su antigua piel de jóvenes. Ya no saben lo que es ser responsables sólo de sí mismos. Se hacen preguntas, pero no pueden revivir esa etapa de sus vidas con la misma facilidad con que se pondrían una vieja prenda que han encontrado por casualidad
  • Mon Margohas quotedlast year
    esfuerzo mental que tendrían que hacer se parece sobremanera a una tentativa de borrado; no quieren pensar ni un solo segundo en borrarla y, sin embargo, se preguntan cómo era su vida hace dos meses. En cualquier caso, el estupor es demasiado grande para poder llevar a cabo esta simulación del pasado. Sus mentes están ahora ocupadas por ese estupor.
    Algunas imágenes llegan desordenadas, impresiones, retazos dispuestos sin lógica aparente. Fluctúan, se amontonan, se yuxtaponen.
    Por supuesto, la niña actúa como un revelador. Ambos piensan en situaciones que ni ellos mismos recuerdan. Por ejemplo, a mis padres recién casados les pasó exactamente igual, también temieron hacerlo mal, estaban preocupados, fascinados, aprendieron sobre la marcha. Se despertaban por la noche, intentaban mantener los ojos abiertos, se esforzaban en cantar nanas por mucho que desafinaran
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