verdadero ensayo: un lugar de dudas, cuestionamientos e interrogantes. Un lugar hecho para osar textualmente, es decir, para arriesgarse y aventurarse por medio de una palabra que es posible que niegue verdades y que afirme mentiras, porque, como toda palabra de ensayo, es una palabra que al mismo tiempo sabe y no sabe, y al mismo tiempo que habilita el conocimiento, también lo suspende.