Lo que no es tan claro es que reconocimiento social, acceso al trabajo, adhesión a determinadas creencias y prácticas culturales estuvieran basadas en la raza. No el color de la piel sino la identidad personal y colectiva influyeron, como influyen hoy en la consolidación de grupos sociales, en los cuales, ayer como hoy, los elementos étnicos son más complejos que los caracteres biológicos.