El comportamiento de evitar el contacto con los demás es una respuesta concebida para proteger al niño de los desórdenes del comportamiento. Si trasladamos esta idea a la vida adulta, advertiremos que el niño que evita el contacto con los demás puede muy bien transformarse en una persona cuya necesidad principal sea encontrar alguna clase de sentido y orden en la vida que no dependa por completo, o incluso en gran medida, de las relaciones interpersonales.
ANTHONY STORR,