No fue un profesor que aleccionaba por horas como una fuente inagotable de sabiduría, sino que indagaba por medio de preguntas para encontrar un camino hacia la verdad. En este proceso de indagación, a veces, se encontraba en un callejón sin salida, es decir, sin una respuesta concreta ante el planteamiento, pero razonaba que ahora se encontraba en un mejor estadio pues ahora era consciente de que no sabía.