Uno de los pasajes más famosos —y más desconcertantes— de la Biblia, por ejemplo, puede resultar un error de copia. «Y yo en verdad os digo», respondió Jesús a sus discípulos, «que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un hombre rico entre en el reino de Dios». Desde los primeros tiempos del cristianismo, los eruditos se han preguntado por esa extraña imagen. ¿Un camello? Una teoría, sugerida por primera vez por Cirilo de Alejandría, en el siglo quinto d. C., y respaldada por distintos autores modernos, propone una explicación sensata.377 En el griego antiguo, según Cirilo, las palabras para camello y soga eran casi idénticas; camello era kamilos, y soga kamêlos. Lo que ocurrió, tal vez, fue que en algún momento un copista cansado escribió camello en lugar de soga —transformando así una imagen directa en otra extravagante— y luego generaciones de eruditos bíblicos perpetuaron el error.