Considero que la buena ficción, tanto literaria como audiovisual, merece que nos adentremos en el universo que recrea completamente desarmados, como si se tratara de un sueño en el que nos reconociéramos de pronto, sin protección ni antecedentes, al habernos quedado dormidos. Ésa es la única manera de que el mensaje de la obra impacte en nosotros y nos hiera, para devolvernos después a la realidad que habitamos mínimamente transformados.