para imitarlos al momento de hacerte el amor.
Te murmuraré al oído.
Te demostraré que estoy viva
que mis nervios palpitan locos
a la altura de mis sienes.
Alargaré una mano para recordar todo tu cuerpo
para sabérmelo de memoria
y poder así, reconstruirlo en la arena,
en la tierra roja —entre el esmog—.
Tu boca será mi océano
y nuestras lenguas —los peces.