Continuar el juego de los niños siguiendo sus gestos espontáneos, apuntalarlos en los primeros tiempos de la experiencia simbólica, del porque sí de la ficción (canciones con las manos, el juego de las escondidas detrás de un pañuelo, los cuentos, los juegos corporales, las rimas y juegos de lenguaje, la libertad para el juego simbólico en general, etc.), son formas de sostener activa la percepción amodal, esa que registra tanto más allá de lo racionalmente comunicable.