un hombre mayor es una maravilla porque lleva treinta y ocho años pagando las facturas del gas, ha tenido salmonelosis y ha visto los informes sobre el cambio climático y aun así no se ha quitado la vida; pero lo cierto es que, después de haber sido mujer durante veintitrés años, de la torsión ovárica, de los préstamos de estudios y los nazis de nuevo cuño con sus camisas de vestir, resulta que yo también sigo viva y que en realidad esta es la proeza más importante