De lo único que podría culparse Von Papen sería de haber cometido el error más notable de toda la historia del siglo XX. Aun cuando bien es verdad que Hitler reiteraba constantemente su intención de respetar la «legalidad», también lo es que jamás mantuvo en secreto qué entendía por tal cosa. En su declaración ante el tribunal de Leipzig en 1930, Hitler explicaba:
Lo único que hace la constitución es delimitar el campo de batalla, pero no fija los objetivos. Nos incorporamos a las instituciones legales y de ese modo pretendemos hacer de nuestro partido el factor determinante. No obstante, una vez que poseamos el poder constitucional, moldearemos el Estado en la forma que nos parezca conveniente36.
Todavía más clara fue la respuesta que Hitler dio a Brüning cuando el canciller, en los tiempos en que aún lo era, le desafió directamente en un intercambio público de cartas, en diciembre de 1931. Brüning escribía: «Cuando un hombre declara que una vez que haya conquistado el poder por medios legales piensa saltarse todas las barreras, ese hombre no se atiene realmente a la legalidad».