En gran parte, el Imperio otomano renunció por completo a la imprenta. El desdichado veneciano que se presentó en la Sublime Puerta con la primera copia impresa del Corán fue condenado por blasfemia. China, a pesar de sus destacables experimentos tempranos con la xilografía, no adoptó los tipos de metal, principalmente por motivos técnicos. Estas culturas se mantuvieron por lo general fieles a la impresión mediante planchas grabadas o a la producción manuscrita de libros, pero compartieron con Occidente otro extraordinario regalo: el papel. Fabricado a partir de harapos, el papel era un medio mucho más barato que el pergamino