Las desiertas islas de Chincha –escribía en 1882 el peruano Luis Esteves, historiando el proceso económico peruano de las últimas décadas– resultan un depósito fecundo de ázoe: la tierra envejecida de la Europa condenada ya a la esterilidad, recibe con este abono nuevos jugos vitales: la Inglaterra de Malthus ‘cuya población aumenta en mayor proporción que los medios de subsistencia’ encuentra en el guano el medio de abaratar el pan y de producir carne. ¿Cuánto no debieron congratularse todas las nacio