—Sé que seré obsesivo al respecto o, al menos, que mis órdenes te parecerán algo obsesivas, pero debes recordar que en lo que a los embarazos se refiere, los hombres como yo nos sentimos... inútiles. Podemos regir nuestras vidas como nos plazca, pero en ese aspecto... todos nuestros anhelos y deseos, lo que conforma el núcleo de nuestras vidas, parece estar en las inciertas manos del destino. No sólo fuera de nuestro control, sino también más allá de toda nuestra influencia.
Hablaba desde el fondo del corazón. Una confesión sincera y simple que los hombres como él rara vez hacían. Le dio un vuelco el corazón. Dio media vuelta para mirarlo cara a cara...