Hoy sabemos que las hormonas sexuales, localizadas en las gónadas, son solo algunas de las cincuenta hormonas —o más— que produce el cuerpo humano. No podemos vivir sin ellas; son el aceite del motor. Se las ha descrito como una suerte de mensajeras químicas que se mueven por todo el cuerpo para asegurarse de que este hace lo que debe hacer, incluidas cosas como crecer o mantener una temperatura estable. De la insulina a la tiroxina, son de gran ayuda a la hora de regular las funciones de todo tipo de órganos. Las hormonas sexuales regulan el desarrollo y la reproducción. Las dos femeninas principales son el estrógeno y la progesterona. Los estrógenos hacen que se desarrollen las mamas de las mujeres, entre otras cosas, y la progesterona prepara sus cuerpos para el embarazo. Las hormonas sexuales masculinas se denominan andrógenos, y la más conocida es la testosterona