Pero había detalles que aún desconocía, por lo que preguntó al más viejo de los guardias, que había empezado a cortarle el jersey de la prisión para colocarle los electrodos. (Ya le había afeitado la pierna esa mañana, justo antes de que Edmund Walker Reese, Eddie para esos amigos que no tenía, diese buena cuenta de su última comida: un sencillo y saludable cuenco de sopa de pollo con fideos.)