Impressions
Una mente y un espíritu tan genial como el de Kate Millett se vieron en lucha por su trastorno maníaco depresivo. El acoso por parte de sus seres más cercanos para que se medicara cuando ella se sentía perfectamente pero ellos la veían completamente desbocada. La presión de todo el mundo para que ella tomara el litio era abrumadora hasta el punto de acorralarla en su departamento para persuadirla de que se internara voluntariamente en una institución para enfermos mentales. No puedo creer el corazón que tuvieron para hacerle eso. Kate ofreciéndoles su granja para crear una comunidad de mujeres libres, independientes y artistas y ellas sin la más mínima consideración tratando por todos los medios de hacerla quedar como una desvalida mental que está arruinando si vida. Podía sentir el miedo y la desesperación de Kate al saberse acorralada, saber que su destino inmediato es que la trasladen a un manicomio. Y después de una mala jugada del destino, su internamiento, más bien su detención y lo sentí casi que como secuestro, en el manicomio en Irlanda. La narración de Kate nos vuelve a mostrar las condiciones indignas de los tratos en las qué vivían las internas en esa época. Siento que lo que salvó a Kate de perder la razón en ese momento irónicamente fue su estado maniaco, quiero decir que su hipervigilancia, su negación a dormir y la velocidad de pensamiento fueron factores clave para que ella no se rindiera buscando maneras de ser rescatada de ese lugar y el milagro sucedió. El estigma con el que vivió a su regreso a Estados Unidos, la depresión que sucedió a la fase maniaca que la tuvo vegetando sin hacer nada y la separación de su esposo Fumio le dejaron una imagen irreconocible de ella misma. Y sin embargo se levantó e inmediatamente escribió esta su historia. Con ella Millet puso en el ojo público la situación de la gente con enfermedades mentales, velar por sus derechos civiles, luchar porque se dejara de practicar el internamiento forzoso para todas estás personas consideradas en entes sin lucidez ni capacidad en su propio albedrío.
