Esos tres motivos de la disolución son; el técnico-instrumental, la lógica de la lucha entre grupos dirigentes para acceder al máximo poder en Moscú; el degenerativo, que describirá una casta que pone sus intereses y codicias de grupo por delante de cualquier consideración de Estado o idea de responsabilidad; y el tercero, el espiritual, que tiene que ver con el agotamiento de las creencias, con la muerte del «alma» del llamado comunismo soviético. Cada uno de ellos exige su propia lente y su propio marco temporal para ser abordado.